domingo, 25 de febrero de 2007

¿Te acuerdas?

¿Recuerdas cuando tomábamos tecito te?
O cuando reías mientras yo hablaba de mi amigo Ferbis…
Esos tiempos aparentemente lejanos,
cuando me llevabas de la mano al colegio.


Recuerdo un par de veces, tú cocinabas,
ese olor a sopaipillas, apenas aparecía una nube.
Y casi como un juego, pretendías que te ayudaba.
Aún ahora emanan olores…


Hoy ese tiempo parece lejano,
el camino del “mi niñito”, que por diversas cosas
pasó a ser un más distante “mi hijo”.
Y los olores aún llegan, pero la cocina está más lejos.

Ya no me quedo en la cocina,
ni mucho menos me desvelo conversando contigo,
tu tampoco te acercas a jugar,
pareciera que cada día…


No se si aquello es bueno,
antes éramos casi uno,
hoy… los caminos están alejados,
y aún ante la nostalgia, los vientos aún empujan.


Entre el viento, las piedras del camino
y diversas estupideces, ¿se pierde la memoria?
…creo que no… aunque a veces, así pareciera.
¿Será el pasado condenado ante el destino?


No lo se… tal vez,
el dar cuenta de la inminente lejanía,
pareciera decir que sí,

O en una de esas seguimos jugando inconscientemente,
solo que con juguetes nuevos, ocultos,
para que así no los dejemos botados al rato.

martes, 20 de febrero de 2007

Carta al tata Benedetti:



Tal vez les parezca una tontera, uno de esos “botijas” discutiendo con el abuelo, pero es eso mismo lo que me mueve a escribirle, es esa vergüenza orgullosa la que me acelera a prender las luces en un horario destinado al relajo, la génesis que tu mencionas, yo, un iluso jugador de “la mancha” (la pinta para otros) pero no de esa que tu hiciste a obligación, sino la que por decisión propia, o tal vez ocio decido jugar.

Es que me enoja que me digas botija y por eso te escribo, tal vez sin razón y al hacernos perder tiempo te termine dando la razón, pero al menos no puedo perder junto a las ganas el buen intento (o tal vez ni siquiera bueno).

Quiero ser idealista so pena de mi historia personal y colectiva, y cuando dices que jugaste a la mancha y te ensuciaste con algo inesperado me acuerdo de la biografía de mi viejo, y la de muchos otros padres, con resultados incluso nefastos de cicatrices permanentes en el duelo de sus hij@s. Mi viejo al igual que tu no quiere que me manche por jugar, ni tampoco como él que se dejo hacer haciéndose el boludo, y me envió a la universidad, extraño lugar, una vez leí que inicialmente estos lugares buscaban la verdad desde todas las perspectivas posibles, por ello su nombre, sin embargo ahora me reducen el aprendizaje a un determinismo en los libros y las posturas que pueda tomar…y de cómo hay que entenderlos.

Es que aunque quiera es hasta difícil mancharme viejo Benedetti, parece que todo el mundo está tan empecinado en no hacerlo que cambió la sangre por agua y producto de ello deambula sin pasión ni ánimos, yo no me quiero manchar por lo mismo que lo hizo mi viejo… me importa un carajo el dinero, tal vez le pueda putear porque no me urge tanto como a otros (incluído el) aunque aún me es necesario, pero se que mi felicidad no está en la acumulación de aquello.

Y por eso que me enojo ante los hipotecadores de sangre que transitan por todo el planeta y me arrecho aun más cuando parece que esos pasionales de antaño… esos que sangraron casi hasta la muerte y vieron a colegas no tener tanta fortuna, esos mismos, a veces también tu.

Yo creo que estaban todos mal, que se creían todos los revolucionarios, pero ninguno podía sacarse los billetes de la cabeza, por eso mismo elijo no ponerle precio a mi forma de pensar y así inventar la política, prefiero vivir con mi filosofía, la cual si alguien me pide hoy que se la explique probablemente oirá disparates junto a verdades a medias, cuya otra mitad es una mezcla de errores mentiras y vacío. Pero al menos de eso modo mi alma se gana el derecho a dormir tranquilo, porque elijo no preocuparme por mi seguridad, ya que los humanos estaremos siempre inseguros, tal vez sea un acto estupido, ya que al omitir de mi ser aquel reflejo de autopreservación estaré corriendo más al borde que nunca, y probablemente me manche con tintes que no son filosóficos, sino reales.

Pero es que en esa misma actitud suicida creo que radica la posibilidad de superarse, caso contrario, para qué seguir prolongando la vida desde una posición segura sabiendo que estás en una película que no es como te gustaría que fuese. Tu me dices rezongando “botija” con tono de “yo te dije” pero también delatas un dejo de nostalgia, de esos tiempos donde tu también eras como yo creías en lo que tal vez era inlograble y tal vez ni siquiera lo creías pero era tu lucha, me dices botija también con pena, de no poder pararte de tu mecedora y salir a tirar piedras conmigo, tata, ya no necesitamos piedras pa romper cosas.

Te escribo tata, sin mayor euforia, porque de esa tú viste demasiada, como todos lo hemos hecho en algún momento y de a poco hemos también escuchado su desvanecimiento… y es aún posible que yo producto de mi terquedad también lo haga.

Tal vez nunca me leíste y tal vez mi incomprensión me termine terminando, o en una de otras, en 50 y pico de años más esté es una mecedora, leyéndome y rezongándome a mi mismo como tu lo hacías a ti, dirigiendo hacia mí la mirada y es por ello que junto a elegir jugar con las negras tumbo a mi rey en el segundo movimiento, así cuando sea la próxima partida, tal vez alguien pierda tiempo pa rezongarme a mí de vuelta.
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